viernes, 2 de enero de 2015

A medias tintas



Probando a desentumecer los dedos, probando, un, dos, tres, buscando en la base de datos, esperemos que este actualizada. Día de transición, como un río que avanza calmado a la espera de afluentes, o de saltos de altura, día sin frío de calor, mas allá de los propios del enero en Barcelona. Día de Gente, de prisas, de compras sin comprar demasiado, de comidas caras que resultan baratas, de poco comer, del que engaña, del que resulta que si que has comido y has acabado con la barriga llena.

Día de resfriado, del que molesta porque no llega a ser demasiado, pero tampoco es demasiado poco, del que te da por recordarte que esta sin estar, que no es necesario medicarse pero tampoco puedes dejarlo estar como si nada, porque la respiracion se entrecorta y se te embota la cabeza, la verdad es que me esta molestando mas de lo que lo intento dejar entrever, malditos mocos (os maldigo xD)

Día de medio caminatas, de las que no cansan pero que se notan en las piernas, de los que te dan ganas de sentarte en un banco, que sientes que lo necesitas, pero al hacerlo a los cinco segundos te miras pensando que estas haciendo el tonto, que no existe tal cansancio que tienes que seguir.

Día de gente, de colas imperecederas de las que avanzan lentamente pero continuas, como el río del que hacia referencia antes, como el día, como el tiempo, lento y aletargado, en busca de caminos imposibles, en busca de emociones fuertes, de sensaciones que te hagan volcar el corazón.

Día a medias tintas, con tonos grisáceos por el frio cortante, de luces de neón en la noche, de sonrisas eternas a tu lado, de sonrisas enrojecidas por un sonrojante beso. Día a media luz, aunque siempre hacia el amanecer, con esperanza, con sueños eternos, los que tengo cada segundo y cada hora que te tengo a mi lado.

Día de pensamientos, de sueños, de incienso a medio quemar, de trapos sin sentido, de hispter melenudos y de un traje de tigre a rayas, elegante pero informal como diría aquel. De extrañezas, de rarezas corrientes, de normalidades extrañas, hasta me he permitido el lujo de ver a un tal Ferran Adria... ¿quien dijo que los días a medias tintas no pasa nada? ¿quien dijo que un río es aburrido? Solo hay que mirar sus corrientes como fluyen y veras en ellos tanta vida, como veo yo en tus ojos, cada mañana, cuando te veo despertar.

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