miércoles, 30 de octubre de 2013

El viaje


Viajar puede reducirse a decir que vas desde un punto A a un punto B, aunque también puede significar muchas mas cosas, en este caso, y en la mayoría, representa un fin, una meta, ya sea profesional o por placer, en mi caso, esta vez es por lo segundo, quizás y si todo va bien, pronto sea por lo primero, y conllevara lo segundo. Aunque eso, por ahora, es otra historia.

Hoy toca el viaje, el cual he terminado, y aquí estoy, en un ordenador diferente, un teclado diferente, pero el resto sigue igual, mis dedos, aunque se quejan de que las teclas no son las mismas y tengo que rectificar alguna que otra vez, escriben y escriben de forma fenétrica, tratando de que a mi mente que esta fluyendo no se le escape ninguna gota de inspiración.

El viaje, nervioso, pero a la vez en calma, una calma tensa, rota por ligeros momentos de cordura pensativa, mejor no pensar que vas a no se cuantos kilómetros del suelo, mejor disfrutar de la estancia, del asiento, de las vistas impresionantes de la ventana. Y sorprenderte con los pedazo de motores, con esa sensación de despegar, el gran sueño de todos los hombres, tan simple y a la vez tan complicado, volar.

El viaje, que llega a su fin, que me lleva a mi destino, que me lleva a donde quiero estar, me lleva a los abrazos, a los sueños tangibles, a poder sentir, tocar, palpar, se acabo soñar, es hora de vivir despierto, de abrir los ojos de par en par y no cerrarlos, de ser feliz, de olvidarse de todo por unos días y dejar que sea mi corazon y mi cuerpo los que disfruten y manden, ya vendrán tiempos peores, en los que no tendremos que estar tristes, sino ser fuertes, mi alma y mi mente mostrarse firmes ante el temporal, ante la soledad relativa, y pensar, que pronto el viaje dejara de ser temporal y sera eterno, durante toda una vida, y después para la eternidad.

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